Francisco Riquleme López. Periodista.

La última edición del Encuentro de Payadores en Casablanca se realizó en la cancha de pasto del estadio local, terreno que por años fue suelo sagrado por su excelente calidad y, por lo mismo, motivo de orgullo del deporte comunal.

El nuevo emplazamiento del mega evento artístico del verano casablanquino se debió a la comentada remodelación de la plaza de armas, zigzagueante obra que aún no entendemos su razón– a juicio de expertos bastaba cambiar un par de baldosas y mantenimientos puntuales -, que por añadidura nos ha otorgado una muy buena oportunidad de diagnosticar la calidad de la política y de la gobernanza municipal.

Un conocido deportista y dirigente deportivo comentó en las redes sociales que le llamaba la atención que para los espectáculos dirigidos a los vecinos (aniversario, por ejemplo) se optara el uso de una cancha de fútbol de tierra, mientras que para un evento orientado a público visitante como los Payadores se privilegiara un lugar de mayor comodidad que, además, rompía con la condición sacra que tenía el empastado.

Arthur Schopenhauer, en el Arte del Buen Vivir, divide los bienes de la vida humana en lo que uno es, lo que uno tiene y lo que uno representa. Las dos primeras tienen que ver con la esencia de lo que somos y nuestros haberes o bienes como elementos de bienestar. Lo tercero, explica con mayor claridad Fernando Rodríguez Genovés, es el “maquillaje escénico” ante la opinión de los demás, preocupado del qué dirán, que oculta nuestro verdadero ser. Apunta a la fama, honor o gloria.

Volviendo a la plaza de armas, su remodelación significó suprimir un espacio altamente valorado y demandado por la comunidad en el verano. Es evidente el valor de una plaza como espacio de recreación y encuentro ciudadano. Su cierre en período estival respondió a una programación pensada en dos acontecimientos de “lo que uno representa”, como la fiesta de la vendimia y actividades de la APEC.

Pero los atrasos en los trabajos pueden provocar que los organizadores de estos eventos deban escoger un nuevo lugar. ¿Privilegiarán el ser o parecer? Si nos vamos por el ser, no sería coherente realizarlo en la calle principal de Casablanca, como Chacabuco, o en la villa Santa Bárbara. Ser y parecer, dilema no resuelto en Casablanca.

Las opiniones vertidas en esta columna son de responsabilidad de quien las emite. Y no necesariamente, va de la mano con la línea editorial de Espacio Regional

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