Imagen de una sesión de la Convención Constitucional. Fuente: https://twitter.com/convencioncl/

El «Trabaja, para eso te pago», es ver la frustración de las personas que apenas pueden sostenerse, que están en nuestra vida diaria, a tres cuotas sin interés. O, con intereses, si les queda alguna manera de no perder privilegios.

(Imagen de una sesión de la Convención Constitucional)

Lo digo de esa manera, ante la clásica y despectiva frase que suelen utilizar quienes tienen alguna cuota de poder (dinero mediante), en un trabajo cualquiera, o se es un mando medio, al amparo del gerente o jefe de obras: “Trabaja, para eso te pago”.

Fracesita que muchos recordarán en el sketch “La Oficina”, (la de Mandiola, Zañartu y Cía.) Y que al llevar un mes de instalada, a muchas personas (seré caballero), la repiten sin cesar. Porque todos esperan que parta luego el texto así como “Artículo 1…”. Lo procedimental, que ya, los elegimos, les pagamos para que hagan la Constitución, no para andar sacándose selfies, o jugando a la ronda, o hablando de los presos de la revuelta, o de los derechos humanos, o de las balas en la Araucanía… ¡Claro! ¡A eso fueron! ¿No es cierto?

Por supuesto. Se van a sentar las bases de un nuevo Chile. Pero, se les olvida a esas personas que esto jamás había ocurrido en Chile: nunca hemos tenido una Carta Magna escrita desde el principio. Ni con paridad, ni menos pueblos originarios, muy de rotos.

Las condiciones en las que asumieron, en el ex Congreso Nacional, son igual a un edificio que sólo tiene la casa piloto y ni siquiera la obra gruesa está terminada. Son 155 representantes, de todo el espectro político partidista e independientes (a su manera, huelga decir). De la mano de la doctora Elisa Loncon en la presidencia y del jurista Jaime Bassa, han debido sortear los errores (uno más para la colección de fracasos) del Gobierno, con derroche de presupuesto y un ex encargado de implementarla, que se ganó su buen billete fiscal sin dejar nada listo (aquí los seres pensantes, no dicen ni pío). Caso aparte es la extrema derecha, con sus pachotadas para atrasar la puesta en funcionamiento de las comisiones para, justamente, empezar a organizarse y ver las áreas en las que se van a tratar las futuras nuevas ideas de un país plurinacional.

Y la figura de Loncon ha causado tirria y desprecio de los sectores ultraconservadores. No les cabe en su materia grisácea que una persona de nuestros pueblos originarios, mestiza (para los anglosajones a granel) y morena, lleve adelante la conducción. Ella ha dado muestra no sólo del más alto nivel académico y educacional, sino que de una sencillez y acercamiento hacia el Otro: el humillado por no ser de clase, el moreno, el pobre, el roto, el de regiones, el sin apellido, el sin influencia. Hablar en su lengua, escucharla cuando otras almas que rondan con su nube negra (portátil), para centrarse en lo que se nos viene, no es más que el síntoma inequívoco de que vamos por ancho camino. El «Trabaja, para eso te pago», es ver la frustración de las personas que apenas pueden sostenerse, que están en nuestra vida diaria, a tres cuotas sin interés. O, con intereses, si les queda alguna manera de no perder privilegios.

Todas las comisiones están funcionando a medida que se ordena lo administrativo. El trabajo está en marcha. Así que no repita como troglodita o porque maneje los bots (en redes sociales), ni difunda noticias falsas. Esto partió de cero y ya tiene una organización adecuada en los temas que se discuten a diario. Y no, no se preocupe de los dineros fiscales, que ya están asignados y cualquier ajuste se irá a conversar. Preocúpese de los dineros perdidos por SQM y los involucrados que están conscientes de que defraudaron cual empresa privada al Estado, sin miramientos ni menos escrúpulos. 34 son los que deberían haber sido querellados, pero el SII no presentó los requerimientos y la Fiscalía nada puede hacer. Ahí hay corrupción. Pero, claro, por supuesto: los convencionales son flojos. Y si no trabajan, no les pago.

Mentecatos.

Por admin

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