A Zurita debemos destacar como uno de los poetas chilenos de primera línea, que ha hecho del país, de su cultura, del sufrimiento de su pueblo y su dolorosa historia de violencia y atropello de los derechos humanos, como el rico territorio geográfico e imaginario de su poesía.

Por Carlos Carstens Soto; Ingeniero Eléctrico Mención Telecomunicaciones (East London University), Magister en Comunicación, Gestión y Marketing (Universidad de Artes, Ciencias y Comunicación). Escritor autor de varios libros bajo RiL editores. Imagen: captura pantalla vídeo charla en USM.

Raúl Zurita en su Charla magistral “Reflexiones en torno del Golpe de Estado y mi obra poética” realizada a en la UTFSM, nos deja varios elementos efectivamente para continuar reflexionando.

Entre ellas recojo “basta un desaparecido en nuestra universidad para sentirme un sobreviviente”. La vida pudo más que la muerte y parafraseando aquella canción de Santiago del Nuevo Extremo, el testimonio en este espacio es vital para que “no me duela más a mí, sino al que acuso” (Luis Lebert).

La traumática experiencia vivida por los estamentos de la UTFSM hace 50 años atrás nos deja como sobrevivientes y testigos con la obligación o un deber, testimoniar para sustentar el nunca más, cuando a muchos de los nuestros la dictadura les arrebato sus vidas a tan temprana edad.

El valor de un testimonio es precisamente la subjetividad de cada individuo, nosotros las víctimas de la dictadura éramos jóvenes estudiantes, simpatizantes o militantes de un partido de izquierda, que compartíamos una forma de vida particular; nos interesaba lo colectivo y la comunidad, participábamos con la mayoría para cimentar aquellas ideologías libertarias fundadas en la Reforma Universitaria y los cambios por una sociedad más justa que proponía la Revolución pacífica a la Chilena, y aquel estilo de vida juvenil, jovial, solidaria, alegre, cultural, musical, con sueños e ilusiones libertarias. Esta experiencia se pretende erradicar, eliminar o exterminar, por vía de una cruenta represión por una ffaa que se comportan como una fuerza de ocupación. A cambio este virtual exterminio llevado a cabo nos deja como sobrevivientes y testigos claves. Raúl testimonia magistralmente a través de su poesía y lo demostró con creces durante su charla yo lo realizo en mi primer texto “El Golpe llegó a Golpearnos”.

Su detención desde la UTFSM portando su carpeta de poemas escritos hasta la madrugada del mismo once, después de ser paseado por distintos recintos finalmente lo trasladan al molo de abrigo a la bodega de una de las motonaves usada como cárcel flotante, por la Armada de Chile, donde terminan por arrebatar la carpeta para lanzarla al mar y transformarse en los primeros SOS que lleva el océano desde Chile. Raúl sintió que destruían su creación, parte de su vida. Ahí percibió la muerte y el infierno. Sin duda la experiencia más traumática de su vida.

A Zurita debemos destacar como uno de los poetas chilenos de primera línea, que ha hecho del país, de su cultura, del sufrimiento de su pueblo y su dolorosa historia de violencia y atropello de los derechos humanos, como el rico territorio geográfico e imaginario de su poesía.

La influencia de su obra es seguida por escritores y amantes de la poesía a nivel nacional y también desde el extranjero, permaneciendo en gira continua por los Estados Unidos y Europa donde ofrece charlas, talleres, conferencias y lectura de su poesía en foros con especialistas estudiosos de su obra, pero además nuestro Premio Nacional de literatura recibe galardones, Premiaciones y Grados Honoris Causas desde distintos establecimientos de estudio superior.

Zurita es uno de los intelectuales chilenos muy solicitado por universidades worlwide, asunto que se acrecienta en septiembre como parte de la conmemoración los 50 años del Golpe Cívico Militar. Contar con Raúl Zurita para esta crucial fecha en Chile, nada menos que en la Universidad donde le tocó vivir su cielo e infierno, los caminos de «Dios y del demonio» (parafraseando a su par Gitano Rodriguez) le ha dado el realce al programa que lleva a cabo este plantel porteño.

Su apoteósico final por los desaparecidos, las nubes que lloran palabras en el cielo, el desierto donde el viento borra las palabras, pero no las tumbas de los desaparecidos, las costas, el mar, las rocas reciben la fuerza del amor de aquellos que fueron lanzados al océano Pacifico, el Chile martirizado por la cruenta y sanguinaria dictadura.

“Pero a nosotros nunca nos hallarán porque nuestro amor está pegado
—a las rocas, al mar y a las montañas.
—Pegado, pegado a las rocas, al mar y a las montañas.
—Pegado, pegado a las rocas, al mar y a las montañas”.

Hoy es vital continuar testimoniando porque regresan ciertas nubes negras a través el negacionismo. Gracias Raúl por esa poesía que retrata el dolor de un pueblo durante estos 50 años.

Primo Levi sostiene que uno de los sentidos del testimonio es la pretensión de mantener vivo en la memoria un mensaje. La vocación última del narrador está ligada intrínsecamente a la exigencia de verdad y justicia.

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