Generalmente, recordamos aniversarios de autores/as y obras de la literatura universal, es decir, de creadores en cualquiera de los géneros literarios. Pero no siempre hacemos lo mismo con textos que se enmarcan en la historiografía de la Literatura. En otras palabras, de los denominados estudios literarios que reflexionan acerca del devenir de la creación literaria. En este año 2023 se han cumplido treinta años de la publicación de La novela chilena del último siglo de José Promis, que vio la luz en el mes de mayo de 1993 bajo el sello Editorial La Noria de Santiago de Chile. Promis fue un destacado académico en universidades chilenas y en 1977 partió al exilio desempeñándose como profesor de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Arizona (Tucson, U.S.A.) durante varias décadas. Actualmente reside en California.

José Promis forma parte de una pléyade de críticos literarios que principiaron a abordar los textos de la literatura chilena, hispanoamericana y universal, sobre la base de una nueva perspectiva analítica que estaba solventada en las modernas teorías de la literatura que habían comenzado a darse a conocer por los años sesenta. De alguna manera, eran críticos que dejaban atrás el impresionismo literario al momento de analizar y evaluar una obra. El análisis del texto como creación de lenguaje era uno de los canales por los que circulaba la nueva crítica. La mayor parte de estos exégetas y hermeneutas de la literatura eran académicos de universidades que no sólo daban a conocer sus apreciaciones en revistas especializadas, sino también en los periódicos. En el caso de Promis, ejerció la crítica en el desaparecido diario La Unión de Valparaíso, y hasta hace algunos años en El Mercurio de Santiago de Chile.

Dentro de la producción intelectual de José Promis, sin duda, que la obra que ahora cumple su trigésimo aniversario desde su publicación ocupa un lugar relevante. Creo no equivocarme que este texto es el último donde expone con claridad teórica y analítica su interpretación profunda y original de la narrativa chilena del último siglo como lo plantea él. El libro de 1993 tiene su antecedente en La novela chilena actual impreso en la Argentina por Fernando García Cambeiro en 1977. En este volumen, Promis manifestaba que el desarrollo histórico del género se ordena utilizando los criterios expuestos por Cedomil Goic en sus numerosos trabajos sobre la periodización literaria en Hispanoamérica. Efectivamente, la obra primaria se articulaba siguiendo los parámetros de Goic sobre las generaciones literarias -quien también había ejercido la crítica periodística en La Unión de Valparaíso-. En este sentido, la aproximación de Promis a la novela chilena era en torno a las generaciones de 1927, 1942 y 1957donde iba distinguiendo las diversas matrices que ingresaban a dichos textos narrativos en la contemporaneidad. Al revisar ahora el índice es posible visualizar que en sus capítulos se encuentra el germen de lo que crítico denominará después programas narrativos de la literatura chilena cuando revisite el estudio de 1977. En las palabras introductorias argumentaba por qué no consideraba a la generación de 1972, que por aquellos años estaba en su proceso de gestación. El libro, por lo demás, contextualizaba la narrativa precedente a los grandes cambios que llevó a cabo la Novela del Fundamento con una figura epónima como Manuel Rojas.

En la reescritura de la obra primigenia, José Promis adopta una nueva denominación para focalizar el desarrollo histórico de la novela chilena. Se trata de los programas narrativos que tienen que ver con el modo cómo se aprehende la realidad en el devenir temporal de la escritura novelesca partiendo desde la novela naturalista -de fines del siglo antepasado hasta las primeras décadas del pasado siglo- para llegar a la novela de los años ochenta del siglo XX. De este modo, distinguirá la Novela de la Descristalización donde fija su atención analítica en las preferencias literarias del narrador naturalista y de cómo esta forma de plasmar la realidad fue modelizada hasta llegar a su crisis con el surgimiento de los denominados Imaginistas, y de los disidentes de los esquemas programáticos de índole criollistas donde destacará Manuel Rojas. Paralelamente, en la producción poético-lírica se iba dando también un cambio de asir la realidad -no hay que olvidar que en los primeros años del siglo antepasado el poeta Vicente Huidobro ya estaba provocando la fisura, así como los mandragoristas.

Precisamente, para José Promis la figura del escritor Manuel Rojas es paradigmática para la configuración del programa narrativo de la Novela del Fundamento y la nueva legalidad del mundo imaginario. Luego vendrá la Novela del Acoso que corresponde a lo que tradicionalmente se ha conocido como la novela de 1938, dondelas notas definitorias del sistema de relaciones que se establecen entre el centro y el entorno de la realidad se constituyen en el sistema estructurante de las historias narradas como en obras de Nicomedes Guzmán, Oscar Castro, Volodia Teitelboim, Fernando Alegría o Carlos Droguett. La Novela del Escepticismo recoge la propuesta estética de la generación del 50 -aquella que “fundara” Enrique Lafourcade- con sus mundos caídos y decrépitos y las experimentaciones de multiplicidad de enfoques narrativos como en las novelas de José Donoso o del propio Lafourcade. Finalmente, el autor en el texto de 1993 ingresa en la evaluación crítica de la producción narrativa de aquellos creadores/as que habían quedado pendiente en la obra lejana. Promis denominará a este programa narrativo como la Novela de la Desacralización. Son cuatro capítulos relevantes donde realiza la exégesis y hermenéutica de la narrativa de aquella generación que vivió los efectos del Golpe militar de 1973. Las determinaciones teóricas de la novela acomodada y la novela contestataria, la novela del interior y del exterior, los cronistas del dolor, las estrategias del disimulo y la polifonía discursivas son muy interesantes para entender y comprender textos relevantes de Poli Délano, Mauricio Wacquez, Patricio Manns, Antonio Skármeta, Isabel Allende, Ariel Dorfman, Lucía Guerra, Francisco Simón Rivas, por nombrar algunos.

En definitiva, en su trigésimo aniversario el texto evocado de José Promis sigue manteniendo su lozanía escrituraria y se muestra como un libro imprescindible para entender y comprender la novela chilena del último siglo que no es otro que el pasado reciente.

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