La reja es la protagonista principal de la historia. Se trata de una reja podríamos decir señorial: una reja de fierro, grande, elegante y antigua que va a ser trasladada desde su ubicación inicial en un barrio también señorial hacia otros espacios, hasta terminar en un lugar que nunca imaginó.

Eddie Morales Piña. Crítico literario.

El autor de este relato es un académico universitario y ha escrito una hermosa historia acerca de una reja que, en su contenido, encierra una parábola. El texto en sí mismo es una novela, aunque uno pudiera catalogarla como una nouvelle, es decir, ese entramado narrativo que está en la frontera discursiva entre las clásicas nomenclaturas de los textos pertenecientes al género: cuento y novela. Estamos enfrentados a un relato que hemos calificado como una parábola, pero también puede ser una fábula o un Marchen (un cuento de hadas, a pesar de que aquí no están estos personajes que han poblado los relatos infanto-juveniles, por ejemplo).

La historia de la obra de Jaime Galgani nos permite ubicarla –aunque esta categorización no siempre nos ha gustado, pues la literatura siempre es literatura, independientemente a qué segmento de lectores va dirigida- dentro del ámbito de la literatura infanto-juvenil. Se trata, efectivamente, de un relato que privilegia aspectos narratológicos insertos dentro de la tradición de la creación literaria que ha tenido como destinatarios a lectores ubicados en cierto rango de edad temprana. Sin embargo, como es bien sabido, la mejor de la literatura infanto-juvenil aparentemente se dirigía a ellos, pues siempre escondía una doble lectura que los mayores podían descifrar. Todos los textos clásicos nos han revelado lo que estaba oculto tras las aparentes y sencillas historias como las de los hermanos Grimm, los cuentos de Perrault, u otras más complejas y extrañas como “Alicia en el país de las maravillas” de Lewis Carroll.

La novela de Galgani dijimos que podríamos leerla como una parábola o una fábula. Sin duda que tiene rasgos tanto temático como a nivel de los personajes y de los espacios de ambas formas discursivas tradicionales en la historia de la literatura universal. Con la fábula, por ejemplo, mantiene la singularidad de los actantes y personajes animales, pero que aquí involucra a lo material como lo es la reja parlante y las otras chatarras al final de la historia, así como a los seres humanos. Con la parábola se relaciona en cuanto a través de una historia sencilla se oculta una lección ética y moral que va siendo desplegada en el transcurso de los encuentros que tiene la reja con quienes se acercan a ella. Con ambas formas –parábola y fábula-, en consecuencia, se encuentra la finalidad última que en aquellas correspondía a la moraleja o a la lección didáctico-moral.

La reja es la protagonista principal de la historia. Se trata de una reja podríamos decir señorial: una reja de fierro, grande, elegante y antigua que va a ser trasladada desde su ubicación inicial en un barrio también señorial hacia otros espacios, hasta terminar en un lugar que nunca imaginó. La reja como elemento material, obviamente, que tiene diversas connotaciones simbólicas. Es un elemento que sirve para separar, proteger, aislar, conservar e, incluso, intimidar. Una reja en un campo de concentración de por sí era intimidante y siniestra, pues tras ella se realizaban los peores estropicios a la condición humana. Cuando leíamos la nouvelle de Jaime Galgani nos recordamos de aquella otra reja que protegía a los señores de los nativos en Marulanda en “Casa de campo” de Donoso hasta que se hizo en ella la fisura. La reja del relato de Galgani nos lleva por esas diversas tematizaciones que puede tener este elemento material.

La nouvelle de Galgani se lee con interés. La capacidad fabuladora del autor -transmutado en un narrador al estilo clásico- nos lleva a conocer el origen y el destino final de la reja parlante mientras va interactuando con diversos personajes: un jardinero, un poeta, un canario, un loco, un gato y “otros cuya conversación le gustaba rememorar”. El texto nos introduce con una expresión narratológica propia de las narraciones fantástico-maravillosas que nos lleva a un mundo paralelo que, en este caso, sigue siendo el de la realidad de una ciudad metropolitana: “Esta era una reja que llevaba muchos años protegiendo una gran mansión que unos señores tenían junto a una de las principales avenidas de la parte alta de la ciudad”.

La lectura de “La reja” de Jaime Galgani nos conecta con otras obras literarias que asumen esa otra realidad dentro del ámbito de la literatura infanto-juvenil. De hecho el autor cita una de ellas: “El Principito” de Antoine de Saint-Exupery, así como sale a relucir “El Licenciado Vidriera” de Cervantes. La obra de Galgani es un texto que privilegia el diálogo entre la reja y sus interlocutores; mediante el diálogo se nos va configurando el mundo con sus valores y contravalores, especialmente de la humanidad. La reja parlante va descubriendo el mundo y transformándose paulatinamente.

En definitiva, esta nouvelle de Jaime Galgani no sólo la leerán con agrado a quienes aparentemente tiene como lectores/as ideales, sino por todos quienes quieran escuchar en medio del silencio, el lenguaje de las cosas como lo es la reja parlante.

(Jaime Galgani: La reja. Santiago: Ceibo ediciones. 2015. 185 pp.).

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