Hace poco ha muerto el escritor e intelectual peruano Mario Vargas Llosa, una de las figuras emblemáticas del famoso Boom de la literatura hispanoamericana en el concierto de las letras universales a fines de los años sesenta y principios de los setenta del siglo pasado. El autor de notables novelas como La ciudad y los perros, Conversación en La Catedral, La guerra del fin del mundo, entre otras, falleció el 13 de abril de 2025. El libro sobre la biografía política del autor cuyo título es el de este comentario literario apareció en el mes siguiente; de allí que, en el proceso de lectura, el autor Pedro Cateriano, aún se refiera a él en un presente vivencial. Cateriano es un abogado peruano, quien ha desempeñado cargos en la política de aquel país y fue amigo cercano del Premio Nobel de Literatura durante varias décadas.

La obra de Pedro Cateriano está encapsulada dentro de un formato escriturario que los propios editores remarcan en la portada del libro donde aparece en un primer plano el rostro de Vargas Llosa con una clásica impronta de intelectual. Se trata de una biografía política del escritor. El título está muy bien escogido, por cuanto, efectivamente, la segunda pasión del Nobel fue la política, mientras que la primera, sin duda, la literatura a la que nunca dejó ni en sus momentos más activos en el quehacer político contingente como candidato presidencial del Perú. En una extensa introducción, Cateriano manifiesta al principio que esta biografía era una deuda pendiente con Vargas Llosa y que es, además, una biografía política no autorizada expresamente, pero de la que el novelista tenía conocimiento. La cercanía de Cateriano al autor lo hizo un testigo privilegiado de muchas de las acciones en el devenir político del Perú que compartieron ambos. Al finalizar la presentación de la obra, el abogado Cateriano pone énfasis en un detalle que el lector a medida que avance en el contenido del libro podrá percatarse: “Mis opiniones reflejan los juicios de valor y la crítica -en algunos casos como actor, en otras como observador o testigo- de hechos políticos sobre los cuales existen coincidencias y, a veces, también diferencias”.

Esta biografía política de Vargas Llosa es una contundente obra desde el punto de vista escriturario, no sólo por las fuentes documentales que utiliza, sino también por la manera en que estructuró Pedro Cateriano la materia narrativa -por utilizar un vocablo que proviene de la discursividad literaria. Los diez capítulos que componen la biografía de alguna forma se entrelazan entre sí. No son compartimientos estancos, sino que son dialogantes para ir configurando la imagen de un sujeto histórico que hasta el final de sus días marcó una impronta como intelectual, escritor y político como un Ciudadano del mundo, tal como se demuestra en el último capítulo que lleva esa denominación. A pesar de que Cateriano argumenta que lo literario no es lo fundamental en su biografía, sino que el pensamiento político e ideológico de Vargas Llosa en el transcurrir del tiempo, la Literatura -así con mayúsculas- está indisolublemente unida al quehacer histórico -la intrahistoria, diría Miguel de Unamuno- del escritor nacido en Arequipa el 28 de marzo de 1936. En este sentido la actividad literaria aparece en la configuración del relato biográfico en varias oportunidades e incluso uno de los capítulos –Cartógrafo del poder– está sustentando en la obra literaria del arequipeño.

La arquitectura de la obra, por tanto, despliega ante el lector la existencia de Vargas Llosa en relación con el tópico esencial que se propone el biógrafo, es decir, toda la acción política de aquel. Desde su adhesión al marxismo cuando joven hasta su llegada al liberalismo, pasando por el socialismo en libertad -como él lo llamaba-, todo esto sobre la base de una acuciosa labor investigativa y documental. Por las páginas van transitando personajes históricos del siglo XX como la influencia en su pensamiento inicial de Jean Paul Sartre y su idea del escritor comprometido y del existencialismo. Vargas Llosa, en realidad, nunca abandonó esta forma de concebir la labor de un escritor en la sociedad. Así, sus obras literarias son diversas maneras de concretización de entender lo literario en el mundo. El tránsito paulatino del autor peruano en lo ideológico y el desencanto con la revolución cubana -caso Padilla, de por medio-, lo llevará a adoptar una posición de un intelectual liberal en la andadura temporal. Todo esto es desarrollado con minucia escrituraria por Cateriano. Desde sus primeras reacciones contra el autoritarismo hasta la manera cómo va a desarrollar el tema del poder omnímodo en las dictaduras mediante textos literarios fundamentales en la literatura hispanoamericana, va siendo mostrado por el biógrafo. El capítulo Cartógrafo del poder es muy interesante para quienes han sido lectores de Vargas Llosa, especialmente porque Cateriano pasa revista a las novelas en que aparece tematizado este asunto que se inserta dentro de los parámetros de las novelas de dictaduras y dictadores. Vargas Llosa no tuvo contemplaciones para las dictaduras de diferentes signos, como queda demostrado en su accionar político. También un capítulo interesante es aquel que toma el título de uno de sus libros de ensayo, como lo es La llamada de la tribu donde analiza la obra de los principales intelectuales del liberalismo que influyeron en su manera de pensar desde que se fue alejando de las ideas socialistas. Cateriano realiza una síntesis de este ensayo del Nobel que funciona como una autobiografía política. De acuerdo con la perspectiva del autor de este libro en comento, Vargas Llosa era un liberal no sólo en lo económico, sino que en todo orden donde la defensa de la libertad irrestricta ocupaba un lugar angular en su pensamiento, así como el pleno respeto a los derechos humanos y a la libertad de expresión. Como es natural una buena parte de la biografía remite a la historia del Perú en que el autor arequipeño estuvo involucrado -por ejemplo, como candidato presidencial, y otras acciones relevantes en el devenir del pueblo peruano. En síntesis, la obra de Pedro Cateriano se lee con interés histórico, pues nos revela la otra pasión de Mario Vargas Llosa -la política- donde se constata su férrea batalla a favor de la cultura de la libertad, como lo afirma el biógrafo. Se trata, en fin, de un libro que permite conocer más profundamente a un escritor e intelectual que marcó la historia de la literatura hispanoamericana y la cultura mediante su actuar público y la profusa obra literaria que legó. La biografía política se complementa con abundantes fotografías de distintos momentos de la existencia de Vargas Llosa, así como cartas y documentos, entre ellas las del escritor peruano José María Arguedas, a quien le dedicó un ensayo sobresaliente: La utopía arcaica. Una abundante bibliografía remite al lector a las fuentes primordiales de la biografía política.

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