En la portada de esta obra recopilatoria de discursos y textos escogidos de Volodia Teitelboim se muestra al escritor y político en un primer plano en Saint-Malo, Francia, en 1996. El fotógrafo Louis Monier lo captó de brazos cruzados, una leve sonrisa y sus ojos mirando hacia el futuro -o evocando el pasado. Está con su clásica boina o gorro. La figura de Teitelboim ocupa un lugar central en el quehacer político de nuestro país en el siglo XX y parte del XXI. De la misma manera, su impronta en el devenir de la literatura chilena es insoslayable como novelista y ensayista, fiel representante de la generación del 38 o de 1942. El legado que le dejó a sus camaradas y compañeros del Partido Comunista en la que militó sigue vigente. Este libro antológico, sin duda, que rescata una selecta muestra de sus escritos en un lapso que va desde 1961 a 2008. Volodia Teitelboim -Volodia, como siempre se le llamó- nació en Chillán en 1916 y falleció en Santiago en 2008.

El título de esta antología está muy bien puesto por el editor Juan Gajardo, así como la investigación y compilación realizada por Pablo Orellana. Los sueños no envejecen alude simbólica o metafóricamente a la permanencia de los escritos de Volodia en el transcurrir del tiempo. El lector de esta obra podrá darse cuenta de que la discursividad del escritor y político adquiere una actualidad en tanto que los temas y tópicos que trata son los mismos que los del presente, solo que las coyunturas son distintas. La certera mirada del autor a veces adquiere visos de un vidente que augura, prevé o presagia lo porvenir. Oportunamente el editor ha puesto dos epígrafes -uno que sirve de apertura, y otro de cierre. El primero tiene un sentido de exordio: “Cuando entré a la Juventud, tenía 16 años. Mis sueños eran dos: ser comunista y ser poeta”. Acertó en su militancia, pero no fue poeta -un vate, un poeta lírico-, sino narrador, novelista, y también un notable ensayista en los textos que les dedicó a Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Jorge Luis Borges. O en su obra Antes del olvido, su autobiografía. Entre paréntesis. En una oportunidad en que presentamos uno de sus relatos en la universidad, nos puso una dedicatoria a un libro que contenía sus poemas líricos de los que se arrepentía de haberlos escrito. La obra es Fragmentos del eslabón perdido. Historia de una apostasía (poemas encontrados), publicado en 2003. En parte del autógrafo escribió “Aquí se paga o purga un pecado capital”. El segundo epígrafe aparece al final como conclusio -siguiendo la retórica clásica-: “Los sueños que más valen son los que se sueñan despiertos”. De esta forma, los textos antologados quedan enmarcados como lo ensoñado, lo deseado, por el sujeto emisor en los distintos momentos en que ejerció su condición de hombre público. Siguiendo a Mijail Bajtin, los textos de Volodia responden a los requerimientos de un tribuno e intelectual en un tiempo y espacio específico, Chile, entre los años que la antología recoge los discursos y textos del escritor. Son los cronotopos de la escritura que el desplegó siendo diputado y senador de la república y como simple ciudadano.

La discursividad de Volodia ha sido dispuesta en tres segmentos precedidos de cuatro testimonios sobre su persona (Volodia, hoy más que nunca) donde sobresalen las palabras dichas con ocasión de los funerales. La escritura del autor de Hijo del salitre está ordenada sobre la base de Discursos parlamentarios; Destierro, Escucha Chile y Araucaria; Retorno a la patria, secretario general y Volodia ciudadano. En la presentación el editor sostiene que “ofrecemos en este libro una selección de intervenciones políticas de Volodia, que comprende un período de cuarenta y cinco años, a contar de 1961. Son, mayoritariamente, de análisis de la contingencia política, que abarca desde la crisis del modelo desarrollista implementado a partir de la década de los cuarenta del siglo XX, pasando por el gobierno de la Unidad Popular, la dictadura y los primeros gobiernos post dictadura”. Efectivamente, es así. La antología nos muestra la dilatada trayectoria de Volodia en el plano político e intelectual -rara vez ambas acciones se dan aglutinadas en una persona- mediante el uso de la palabra. Resulta imposible resumir cada uno de estos escritos de Volodia contenidos en el libro, pero se puede concluir que en ellos se plasma una visión de mundo realizada a partir de la ideología profesada por el autor. Algunos escritos del primer segmento dicen relación con el discurso de homenaje al Instituto de Teatro de la Universidad de Chile con motivo de su vigésimo aniversario de su creación, así como el discurso con ocasión del centésimo vigésimo aniversario de la fundación de la misma universidad de la que era titulado, el discurso acerca del bloqueo de Cuba por Estados Unidos, sobre la reforma universitaria y los acontecimientos que antecedieron al triunfo de la Unidad Popular y los años del gobierno de Salvador Allende, entre otros tópicos. En el segundo apartado, hay textos que fueron emitidos mediante un programa radial en los tiempos de la dictadura a través de Radio Moscú y otros publicados en la revista Araucaria de Chile que se transformó en una publicación imprescindible donde colaboraron destacados intelectuales, donde no solo se trasuntaba la política sino también un amplio espectro del mundo de la cultura y la literatura. En la tercera parte, se recogen textos de la década de los años noventa y principios del 2000, como el discurso en el velorio de Pablo Neruda en el Salón de Honor del ex Congreso Nacional en 1992, la presentación del libro de Andrés Aylwin, Simplemente lo que vi (1973-1990) y sus palabras en la Fiesta de los Abrazos de enero de 2008. La palabra de Volodia era certera y aguda. Un observador perspicaz cuya modulación discursiva estaba asentada en la retórica clásica y donde la ironía socrática no estaba ausente. Entre la palabra escrita y la pronunciada hubo una relación ineludible. Volodia era un buen ejemplo de la oratoria. En otras palabras, los discursos y textos afines fueron diseñados y elaborados con un ejercicio del lenguaje dialécticamente impecables. Generalmente, hizo uso del exordio o de la captatio benevolentiae, así como de la argumentación en el plano de la composición donde desarrolla las ideas que lo llevan a la conclusión. De la lectura de estos textos escogidos se puede observar que aún en la escritura más política se encuentran los rasgos de su otra pasión, la Literatura. Leer este libro cuyo formato escriturario es la escritura de al lado -aquellos textos no ficcionales- de Volodia llevará al lector a una revisión de la historia de Chile de algunas décadas atrás, mediante la mirada oportuna y veraz de un testigo privilegiado de los avatares de la patria a la que él sirvió. La obra se complementa con un anexo fotográfico.

Por admin

Deje su comentario en su plataforma preferida