Como el título lo indica, se trata de una colección de siete textos de terror animal. De allí la denominación de la selección de los relatos como un bestiario del miedo donde están autores anglosajones de los siglos XIX y XX como Edgar Allan Poe, Bram Stoker, Ambrose Bierce, William Wymark Jacobs, Edwards Frederic Benson, Rosa Campbell Praed y William Hope Hodgson. En cada uno de los relatos los protagonistas o actantes principales son animales que no sólo conforman la fauna conocida por nosotros -naturales-, sino también seres otros -sobrenaturales-. Esta otredad es la que más inquieta al lector.
Texto e imagen, por Eddie Morales Piña. Crítico literario.
En el transcurso de la lectura de este libro que es una antología de relatos clásicos de terror animal, como lo dice el subtítulo, aparte de El cuervo, me resultó que en la memoria remota había uno de los textos que estaba incluido. Cuando iba remontando en la lectura me dije que este cuento lo conozco. Efectivamente, La pata del mono lo había leído como La garra del mono en un librito de la otrora Editorial Quimantú en la colección de minilibros. Estoy recordando décadas atrás. Claro está que las traducciones son distintas, pero el espíritu es el mismo. Un relato clásico que nos lleva al mundo donde las coordenadas propias de este hic et nunc nos conducen o incorporan a un espacio diferente que oscila entre lo real y lo fantástico con visos de terror u horror. Este es un texto que tiene potenciales lectores, es decir, todos aquellos que sienten predilección por historias o tramas que ponen en tensión el proceso de lectura donde el miedo que está encarnado en el lenguaje y en la narratividad nos muestran una atmósfera oscura cuyos desenlaces son probables o insospechados.
Como el título lo indica, se trata de una colección de siete textos de terror animal. De allí la denominación de la selección de los relatos como un bestiario del miedo donde están autores anglosajones de los siglos XIX y XX como Edgar Allan Poe, Bram Stoker, Ambrose Bierce, William Wymark Jacobs, Edwards Frederic Benson, Rosa Campbell Praed y William Hope Hodgson. En cada uno de los relatos los protagonistas o actantes principales son animales que no sólo conforman la fauna conocida por nosotros -naturales-, sino también seres otros -sobrenaturales-. Esta otredad es la que más inquieta al lector. En este sentido, los personajes humanos están sujetos a la presencia ominosa de los animales sean de la naturaleza que sean. Los cuentos, por tanto, nos presentan el terror animal y el miedo que experimentan en la trama quienes se ven enfrentados a aconteceres sobrenaturales y misteriosos. Sin duda, que esta sensación se traspasa al lector, quien desea saber pronto el desenlace de las historias narradas, cuyos locutores habitualmente son personajes inmersos en los sucesos.
Los bestiarios tienen una larga prosapia en la historia de la literatura. A partir de los tiempos medievales se configuraron como una clase o formato escriturario que se incrementó en la modernidad con la etapa del descubrimiento de lugares ignotos. De este modo, se fue conformando un imaginario animalesco o una fauna donde no sólo estaban los seres conocidos de la creación, sino otros que, mediante la imaginación, el mito y las leyendas fueron incorporándose en el espacio y el tiempo común de los seres humanos. Los bestiarios medievales, en realidad, se convirtieron en el constructo de los relatos de los viajeros y descubridores, como aconteció en la escritura colombina y en las cartas, relaciones, y diarios de los europeos cuando se encontraron con el nuevo mundo que estaba allí. Toda esta escritura referencial será la base para la creación ficcional hispanoamericana. La antología está conectada con estos bestiarios históricos. Por otra parte, también en un texto que ilustra al lector acerca de una modalidad de la estética literaria que dice relación con lo siniestro, cuya temática y motivos narratológicos se incrementaron en la época del Romanticismo. Esta modulación escrituraria muestra la otra cara de la moneda de la realidad contingente y se solaza en el misterio, el terror y lo monstruoso.
La antología se abre con el famoso poema de Edgar Allan Poe (1809-1849), The Raven (1845). El Cuervo es un poema gótico. La narratividad del texto está dada por el hablante quien se lamenta de la pérdida de su amada Leonora. Un golpeteo en la ventana preanuncia la presencia misteriosa de un cuervo que se posa sobre un busto de Palas Atenea, mientras el sujeto narrador paulatinamente se va hundiendo en la locura. Sin duda que este texto de Poe es un clásico del terror animal en este caso encarnado en el ave que posee una simbología dual. El relato de Bram Stoker (1847-1912) tiene un título enigmático para el lector, La Squaw. Una nota explica al lector que hoy es un término despectivo para referirse a las mujeres indígenas de América del Norte. Stoker es el autor irlandés de la canónica novela también de terror gótico sobre el famoso Conde Drácula. En este relato de 1893 la protagonista es una felina, una gata negra, que es madre reciente y que juguetea con su cachorro a los pies de los muros de un castillo, mientras una pareja de europeos recién casados visita el lugar. Casualmente anda en el lugar un viajero norteamericano, quien comparte con ellos. A este se le ocurre molestar a la gata lanzando una piedra que mata a la cría. La mirada de la gata negra le hace recordar a una squaw. En el relato aparece esta perspectiva racista. El desenlace la historia es espeluznante. Rosa Campbell Praed (1851-1935) es una novelista australiana. El relato presentado en la antología se titula El Bunyip (1891). Se trata de la historia de una criatura que habita en el agua de aspecto aterrador, al que pocos han visualizado, según dicen. Es una bestia legendaria en la historia de Australia. El cuento está muy bien logrado. La atmósfera opresiva que se configura en torno a un pantano mientras los humanos hablan del bunyip van conduciendo al lector a una trama que está sustentada en el folklore australiano. Esta bestia es como el chupacabras. Nadie lo ha visto, pero todos creen en el bunyip. De Ambrose Bierce (1842-1914), escritor y periodista norteamericano nombrado un satírico, se presenta al lector un relato alucinante que lleva por título Aceite de perro. Es un cuento breve, pero de una contundencia narratológica increíble para llevar a quien lee a una trama donde el protagonista narrador es testigo de dos situaciones donde el mal pareciera ser el pivote de las relaciones humanas. El desenlace imposible decirlo. Según la historia, Bierce desapareció en Chihuahua, México, y le sirvió de inspiración al novelista Carlos Fuentes para su novela Gringo viejo. La pata del mono (1902) -o La garra del mono, como lo leí a principios de los años setenta- es un relato ineludible. Un clásico del terror animal. William Wymark Jacobs (1863-1943), su autor, va desenvolviendo la historia casi con parsimonia narrativa hasta alcanzar un clímax en una atmósfera donde se entrecruza la muerte de uno de los protagonistas. La pata del mono es un talismán encantado proveniente de la India y lo entrega a la familia White, el mayor Morris. La garra encantada concede tres deseos a quien la posea siendo estos, a su vez, tres. El mayor trata de impedir que el señor White se quede con ella, pero es imposible, y luego se desata el desastre. El sexto relato es de Edward Frederic Benson (1867-1940) es La gata. El cuento narra la historia de un pintor perturbado donde el animal doméstico a través de su mirada, es decir, sus ojos, le da un toque especial al relato donde la gata no posee connotaciones siniestras. Por último, cierra el volumen un texto excepcional, un cuento largo, del inglés William Hope Hodgson (1877-1918), quien como narrador logra crear una atmósfera opresiva y misteriosa en su relato, La criatura de las algas. Todo ocurre a bordo de una embarcación en medio de un espacio donde la niebla y un hedor incomprensible dejan a los navegantes en la incertidumbre hasta que se descubre su origen.
En definitiva, Bestiario del miedo, es un libro muy interesante y recomendable, especialmente para aquellos lectores/as que gusten de las tematizaciones como las que se despliegan en los siete cuentos antologados, y también para los lectores que deseen adentrarse en mundos imaginarios donde todo puede ser realidad.
(VV.AA. Bestiario del miedo. Una colección de relatos clásicos de terror animal. Prólogo de Mariana Enriquez. Traducción y epílogo de Lala Toutonian. Ilustraciones de Irma Sepúlveda. Santiago: Minotauro. 2025. 187 pág.)
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