La poética de Pierre-Paul, sin duda, que está asentada o tiene su fundamento en lo haitiano. Varios rasgos escriturales resaltan la atmósfera de su país natal. La insularidad es como un leit motiv que el lector/a podrá descubrir o percatarse de ello cuando se ingresa en la tematización de sus poemas. Esto es muy interesante, pues de la literatura del Caribe poco se sabe, y el autor sigue siendo haitiano de corazón que añora Repiblik Ayiti: “Amada sea la isla que siempre tiene sed/ visto de cerca cada ser humano es una isla que camina/ con un vacío incrustado en el pecho/ un vacío es un vacío hasta que sea nombrado”.
Texto e imagen por Eddie Morales Piña. Crítico literario.
El autor de esta antología dedicada a una mujer especial como su madre, es el poeta y artista nacido en Jacmel, Haití, en 1979, Jean Jacques Pierre-Paul, quien además es de profesión médico. Reside en Chile hace más de diez años. Es autor de varios libros de poemas en que ha ido consolidando su voz poética y que gracias a su proverbial gentileza hemos podido ir leyendo y comentando. Varios de estos textos suyos tienen en la portada o en su interior dibujos o ilustraciones debidas a su mano. En otras palabras, estamos frente a un poeta que aúna en su mester ambas formas de lenguaje, el que proviene de las palabras y el de las imágenes pictóricas. Un artista cabalmente. Como buen cirujano -pues debe serlo-, en esta unificación maneja con destreza su escritura.
La poética de Pierre-Paul, sin duda, que está asentada o tiene su fundamento en lo haitiano. Varios rasgos escriturales resaltan la atmósfera de su país natal. La insularidad es como un leit motiv que el lector/a podrá descubrir o percatarse de ello cuando se ingresa en la tematización de sus poemas. Esto es muy interesante, pues de la literatura del Caribe poco se sabe, y el autor sigue siendo haitiano de corazón que añora Repiblik Ayiti: “Amada sea la isla que siempre tiene sed/ visto de cerca cada ser humano es una isla que camina/ con un vacío incrustado en el pecho/ un vacío es un vacío hasta que sea nombrado”.
Mi madre, mujer infinita. Antología de poemas dedicados a mi madre (2024), tal como su título lo explicita, tiene como foco motivacional a la madre del autor. En este sentido, el poemario está encapsulado dentro de los formatos poéticos o escriturarios que giran en torno a una persona carísima al autor. Se viene a la memoria el texto canónico del poeta medieval Jorge Manrique con sus Coplas por la muerte de su padre, que es una elegía funeral o planto donde se destacan las virtudes heroicas y nobles de un ilustre caballero. La obra de Pierre-Paul, según mi lectura, es una suerte de panegírico -una alabanza a la madre- por parte del hablante lírico -que no es otro que el poeta haitiano trasmutado en una voz poética que narra valga este término, pues de las formas de lo poético prevalece la enunciación lírica que desenvuelven los poemas donde, como lo afirmamos, la presencia de la madre es el fundamento. El título es muy decidor para dilucidar la relación que establece el sujeto lírico con la presencia de la madre en una forma apelativa o apostrófica lo que da la tonalidad poética: “El nombre de mi madre es un poema de sangre/ que late en mi pecho como un corazón incansable…/ mi madre es una isla infinita que desafía el silencio…” Por otra parte, el poemario se va desplegando ante el lector como una Laudatio mater. A medida que escribo ha venido a mí esta frase que creo que da cuenta fehacientemente del sentido del libro de nuestro autor poeta y médico -o al revés, médico y poeta, aunque pienso que es lo primero: poeta. Una Laudatio es una fórmula discursiva para encomiar, elogiar o hacer semblanza de una persona destacada en el ámbito académico. El elogio en el poemario va a quien nos dio el ser, la existencia en su seno -como dice una canción francesa, Les yeux de la mama interpretada por Kendji Girac-: la mamá. La madre/la mamá es el círculo concéntrico en los poemas de Pierre-Paul hacia donde giran todas sus experiencias existenciales. Una summa laudatio mater: “si encuentras/ a una mujer infinita/ en la gran ruta de las resistencias/ si puedes tocar el cielo hundido en sus ojos/ si su mirada divulga las preguntas más importantes/ si su sonrisa seduce más que todas las catedrales juntas/ sepas que es mi madre// madre mía, entiendo tu sed de justicia/ entiendo el significado de tus gritos silenciosos/ y tu miedo a la zona dolorosa de la conciencia/ no llores más// alégrate mejor/ porque gracias a los golpes repetidos de la vida/ tu hijo se volvió poeta // alégrate madre/ tu hijo se volvió poeta”. Este poema trascrito íntegramente, resulta ser simbólico y una declaración de fe poética. El hablante sostiene que la alegría del ser poeta es para la madre el mejor encomio. Es como si desde ella se hubiera traspasado desde el seno maternal la esencia del mester poético que Jean Jacques Pierre-Paul ejerce con precisión. En el transitar existencial donde la mamá/la madre es el eje, como la Madre Coraje -Bertold Brecht, dixit-para el sujeto de la enunciación lírica hay detalles como el nombre de pila: “Cuando tenía diez años le pregunté a mi madre/ que significaba mi nombre/ ella decía que no se acordaba/ y que eso no tenía ninguna importancia…”. Finalmente, la madre le contó el secreto de que su nombre venía de “un hombre muy tímido y solitario/ que se llamaba Jean Jacques, / era vendedor de lluvias en ferias populares”. Unos versos de atmósfera de lo real maravilloso o del realismo mágico en Jean Jacques.
A medida que se avanza en el poemario antológico, el lector/a irá descubriendo que -en definitiva- el texto es una formulación poética de un planto. Aquí no podemos soslayar que el poeta está componiendo en diversas instancias de su producción lírica una forma elegiaca con relación a la madre: “… ¿por qué mueren las personas que amamos? / ¿por qué mueren las madres? / mi corazón es el sitio donde nunca mueres/ lates en mí como una promesa”. La madre aparece en el poemario nombrada como Siliana Des Claviers. El poema está inserto en Espejos que hablan Piedras que florecen (2023) en la sección tercera donde hallamos poemas cuya primera palabra es Carta, una de ellas es a la madre: “Madre, desde entonces te llamo Siliana Des Claviers/ como ese piano silencioso que desafía el tiempo// Siliana, flor de las resistencias…// eres la flor que crece en mi poema…”. En conclusión, estamos en presencia de una excelente antología donde queda demostrado la solvencia poética del autor, quien tematiza el amor de hijo hacia su madre: “mi única patria/ tu amor nunca se apaga/ te quiero infinita y luminosa”. Un poeta absolutamente imprescindible de conocer.
(Jean Jacques Pierre-Paul. Mi madre, mujer infinita. Antología de poemas dedicados a mi madre. Región Metropolitana. Bohío Ediciones. Colección Voces Caribeñas. 2024. 90 pág.).
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