“Ellos tienen que alimentarse y si no consiguen el alimento en el lugar donde solían encontrarlo, van a tener que desplazarse. Al estar menos disponible ese recurso, quedan obligados a competir más y eso va a provocar que estén más irritables, más territoriales, más reactivos”, dice Gonzalo Chávez, coordinador del Observatorio de Tenencia Responsable y Vínculo Humano-Animal de Universidad Santo Tomás.

(Información vía NP)

Mucho se ha hablado de los cuidados que se deben adoptar con las mascotas en época de pandemia, pero poco se habla sobre los animales en condición de calle. En días donde se ha anunciado mayor rigurosidad en las medidas sanitarias, incluyendo el cierre de muchos locales comerciales o condiciones más estrictas para los permisos de desplazamiento, bien vale la pena preguntarse qué está pasando, por ejemplo, con los perros sin hogar.

Gonzalo Chávez, académico de Medicina Veterinaria en Universidad Santo Tomás sede Viña del Mar, señala que efectivamente los perros en condición de calle son “una población en vulnerabilidad permanente”, lo que aumenta debido a la pandemia de Covid-19. “Es una situación todavía más estresante para ellos. No sólo se modifican las rutinas a las que están habituados, sino que además ven más compleja la posibilidad de acceder a un recurso tan valioso como el alimento e incluso la interacción social”.

Este problema quedó en evidencia en los últimos días, cuando muchas ferias libres debieron cerrar, provocando que los animales que son cuidados por locatarios quedaran sin alimentos ni protección. Lo mismo pasa en barrios comerciales donde son los trabajadores quienes se encargan de darles comida.

“Es un tema muy importante de tener en consideración porque muchas veces quienes les proveían de alimentos eran personas de la tercera edad, que son las que están más en riesgo frente al Covid-19, son las que más se han resguardado en sus domicilios y están transitando mucho menos. Eso afecta directamente a los animales”, dice el también coordinador del Observatorio de Tenencia Responsable y Vínculo Humano-Animal de Universidad Santo Tomás.

¿Qué puede ocurrir frente a este escenario? “Lo que es cierto es que ellos tienen que alimentarse y si no consiguen el alimento en el lugar donde solían encontrarlo, van a tener que desplazarse. Al estar menos disponible este recurso tan valioso, quedan obligados a competir más y eso va a provocar que estén más irritables, más territoriales, más reactivos. Y los de menor tamaño o los de personalidad más retraída van a tener que retirarse a zonas más limítrofes, donde no tengan tanta competencia. Esto los deja más vulnerables a enfermedades y al estar más estresados pueden estar más inmunológicamente deprimidos, más expuestos a contraer enfermedades infectocontagiosas. Y si se enferman, los efectos de esa enfermedad también pueden ser mayores”.

Respecto al vínculo que establecen los perros en condición de calle con sus cuidadores temporales, Gonzalo Chávez dice que “uno podría pensar que como no conviven las 24 horas del día, el vínculo podría ser más inestable. Sin embargo, no debemos olvidar que no son perros que se comporten exactamente igual a un perro que es mantenido como mascota. El comportamiento de un perro en condición de calle tiene ciertas variaciones que le permiten desenvolverse adecuadamente en una vida de calle. Ahora, por supuesto que establecen vínculos emocionales con las personas que los alimentan, ese vínculo al inicio se sustenta en conseguir el alimento, pero con el paso del tiempo también empiezan a involucrarse ciertas emociones, empiezan a aparecer conductas afiliativas. Esa relación no es del todo equivalente a la de una mascota, pero sí puede llegar a constituir una relación bastante potente”.

Finalmente, el experto en etología clínica señala que no todo es negativo, puesto que se han dispuesto algunas medidas para que agrupaciones animalistas puedan acceder a permisos colectivos para alimentar a perros y gatos en condición de calle: “así se hizo a lo largo de todo Chile y de esa manera se aseguró la entrega de alimentos suficientes para estos animales. Sería injusto decir que las autoridades no pensaron en el bienestar de estos animales porque sí hubo conversaciones con el Colegio Médico Veterinario y con distintas organizaciones de protección animal que hicieron ver esta necesidad”.

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